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viernes, 20 de marzo de 2009

Sabias que las Ballenas Jorobadas asi como son de enormes, dan vueltas INCREIBLES.


Así es, a pesar de ser un animal tan pesado, con un cuerpo tan rígido, la ballena jorobada puede dar vueltas tan increíbles gracias a la forma de sus aletas.

Los ejemplares adultos llegan a pesar unas 30 toneladas —más o menos lo mismo que un gran camión remolque cargado—, miden alrededor de 12 metros [40 pies]. Con todo esto, son muy ágiles.

Por ejemplo, para alimentarse, la ballena jorobada se sitúa bajo un banco de crustáceos o peces y empieza a nadar hacia arriba en espiral a la vez que libera chorros de burbujas. Estas van formando una red cilíndrica —cuyo diámetro puede ser tan reducido como de metro y medio [5 pies]— que agrupa a las presas en la superficie. La ballena se lanza entonces hacia su manjar y lo engulle.

Lo que más intrigaba a los científicos es cómo puede esta criatura de cuerpo poco flexible dar vueltas tan increíblemente estrechas. Al final descubrieron que el secreto estriba en la forma de las aletas. El borde anterior de estas no es liso, como las alas de un avión, sino dentado, con una serie de protuberancias.

Cuando la ballena se mueve a través del agua, las protuberancias aumentan la fuerza ascensional y reducen la resistencia al avance. ¿De qué manera? La revista Natural History explica que esos abultamientos hacen que el agua fluya rápidamente por encima de la aleta con movimientos circulares organizados, aun cuando la ballena ascienda en ángulos muy pronunciados. Si el borde anterior de la aleta fuera liso, el animal sería incapaz de realizar giros tan cerrados, pues el agua se arremolinaría de forma desordenada detrás de la aleta y no se crearía fuerza ascensional.

¿Qué aplicaciones prácticas puede tener este descubrimiento? Si las alas de los aviones se diseñaran tomando como modelo las aletas de esta ballena, seguramente necesitarían menos alerones u otras piezas y dispositivos mecánicos que alteran el flujo del aire. Además, resultarían más seguras y se facilitaría su mantenimiento. John Long, experto en biomecánica, cree que “es muy probable que pronto veamos en todos los aviones de pasajeros las mismas protuberancias que tiene la ballena jorobada en las aletas”.

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